lunes, 10 de marzo de 2014

DESTINO MADRID ¡¡Viajeros al tren!! (2ª Parte)

Casa de Correos y Telégrafos. Valencia.
Como dijimos al final del último "post" el expediente laboral del Oficial de Correos D. Antonio Nicolás Carbonell Alonso es una fuente de revelaciones muy interesante.

Conocemos gracias a este documento toda su trayectoria profesional, todos sus destinos (líneas en las que trabajó), sus ascensos, su sueldo, sus ceses, su pensión de jubilación, sin olvidarnos de su ya comentada "Partida de Bautismo", tan útil para trazar su genealogía, y los papeles relativos al servicio militar...

Pero además sabemos a  través de sus "cédulas personales" (incluidas también en el susodicho expediente) donde vivió cuando llegó a Madrid y como fue cambiando de domicilio a medida que se afianza en su empleo y oficio. Estos datos son esenciales para situar a nuestra familia valenciana en sus primeros años tras su llegada a la Villa y Corte.

Sabemos por su cédula personal que en un primer momento el abuelo Antonio vivió en el distrito del Hospital, posiblemente lo hizo solo y un tiempo más tarde se traería a la familia. Según su expediente laboral tomó posesión de su cargo de aspirante de primera clase a Oficial de Correos, el 23 de agosto de 1876, desempeñando funciones de ayudante en la estafeta ambulante que cubría la Línea Madrid- Talavera de la Reina.

Ya en 1877 y hasta 1881, periodo en el que trabajó en la "Línea del Mediterráneo", presuponemos que ya vivían todos juntos en el Distrito del Hospicio.

De 1884 a 1886, tras haber cesado, siguió en ese destino y posiblemente no cambiaron de domicilio o por lo menos de distrito. En marzo de 1886 comenzó a trabajar en la Línea Madrid- Valencia, lo cual le permitió entre otras cosas visitar más a menudo a sus familiares y parientes que habían quedado en Valencia.

Por aquellas mismas fechas su hijo Antonio Carbonell Ribera, nuestro tatarabuelo, quien llevaba ya un tiempo viviendo con sus padres en Madrid, el suficiente para echarse novia, pronto se casó con una madrileña de adopción también de madre valenciana, llamada Magdalena Pardo
Montolio, nuestra tatarabuela. Este nuevo matrimonio se instaló en la Calle de Arlabán nº3, donde nacería el 25 de julio de 1887 nuestro bisabuelo Jaime Domingo.

El mismo año en que naciera su nieto Jaime,  nuestro tras-tatarabuelo Antonio  ingresó con carácter provisional como Oficial de 5ª clase de Administración Civil, trabajando como "Escribiente de la de Segundos de este Ministerio" con un buen sueldo anual de 1500 pesetas de la época. Lástima que esto durara poco, solo un año, de marzo de 1886 a marzo de 1887, momento en que de nuevo se convierte en  cesante, arquetipo social, propio del funcionariado del último tercio del XIX .
En este punto habréis entendido a que me refería en el artículo anterior cuando hablaba de su buena caligrafía de sus años de escolar en Valencia.

En junio de 1887 vuelve a la línea del Ferrocarril del Mediterráneo  (Madrid - Cartagena); y en 1891 pasó a la Línea de Valencia (servicio mixto)
Gazeta de Madrid 1896.


Después en 1896 llegó un ascenso extraordinario promovido por la Reina María Cristina Regente del Reino, quien tuvo a bien "promover a Oficial de 4ª clase del Cuerpo de Correos en turno primero y con una concesión anual de 2000 pesetas" a nuestro tras-tatarabuelo Antonio. Ya hasta el final de su vida laboral, o sea hasta el 23 de febrero de 1910, conservó aquella categoría y sueldo.

Como comprobaréis era D. Antonio un "culo de mal asiento", un "currante nato", un hombre con un gran espíritu de superación personal; y un "machote" por qué no decirlo.

Pero su vida no acaba aquí. El abuelo Antonio me tenía preparada una gran sorpresa:  El 17 de junio de 1903 se casó en Valencia en segundas nupcias con una valenciana de 39 años, natural de Xátiva, llamada Victoriana de Sanfélix Rey, con la cual tuvo dos hijos varones, nacidos también en Valencia. Se llamaban Antonio y Ricardo.
Cuando nació su hijo pequeño (Ricardo),  tenía Don Antonio nada menos que ¡¡70 años!!
Con todo lo expuesto aquí queda claro que es más que probable que en la Ciudad del Turia tengamos, todavía hoy, familia de sangre que no conocemos, apellidados naturalmente CARBONELL.

Otra curiosidad que se desprende de lo anterior es que el abuelo Antonio fue el primer Carbonell que nos trajo a Madrid, pero también fue el único Carbonell que retornó a la tierra de sus padres.
Allí vivió sus últimos años, que al parecer debieron de ser  felices y plenos.
Finalmente, como ya no le quedaba nada por hacer, decidió descansar eternamente; y allí le tenemos enterrado en el Cementerio General de Valencia desde 1915, en un pequeño mausoleo que compró el 24 de mayo de 1902 y que compartió generosamente con su familia política.
¿No os lo creéis? Aquí os dejo la foto.
¡¡Que tío más grande!!

Postscriptum: La historia de como aparecieron el expediente y los datos relativos a su vuelta a Valencia queda pendiente para otro momento. La foto es una gentileza de mi buen amigo el Dr. Joan Bosch.

Nota: Dolores Ribera García la primera mujer de Antonio Carbonell Alonso murió en Madrid el 5 de mayo de 1902 y fue enterrada en el Cementerio de la Almudena.

lunes, 3 de marzo de 2014

Destino MADRID ¡¡Viajeros al tren!!

Y todo confluyó en Madrid. Este revolucionario medio de comunicación, estrenado a mediados del siglo XIX, permitió la libre circulación de personas que emigraron de la periferia española a las principales ciudades de nuestra geografía, entre ellas, como no,  la capital de España.

El ferrocarril tuvo mucho que ver con nuestra historia y no solo porque fuera usado por nuestros ancestros valencianos, alicantinos, gallegos, salmantinos, extremeños, asturianos, etc. para viajar a Madrid, ciudad que iba a ser el destino final de casi todas  nuestras ramas familiares.

El ferrocarril estuvo vinculado a nosotros directamente porque más de un "abuelito" nuestro trabajó en él. Que yo sepa fueron al menos dos: Un Carbonell y un Collar. Ambos no tenían nada que ver entre si todavía, pues pertenecían a generaciones distintas y obviamente estas dos familias, tan importantes para nosotros, todavía no habían emparentado.

¿Queréis saber quienes eran? -Os contaré su historia:

El "Carbonell" no era otro que mi "trastarabuelo", o lo que es lo mismo mi 4º abuelo, dicho de otra forma: el papá de mi tatarabuelo (para los duritos de mollera). Este señor se llamaba D. Antonio Nicolás Carbonell y Alonso y es un "personaje" esencial  en nuestra Genealogía por varias razones:

La principal es que a él le debemos el traslado definitivo de nuestros Carbonell a Madrid, si no hubiera sido por Don Antonio los Carbonell todavía estaríamos viviendo en Valencia capital y nuestra historia habría sido muy diferente a lo que fue y hoy no seríamos lo que somos.

La otra razón es porque es el antepasado nuestro del que más documentación he recopilado al cabo de todos estos años y creo que aún aparecerá más. Lo cierto es que tengo papeles suyos desde que nació hasta que murió, sin obviar todos los que se generaron  a lo largo de su azarosa y dilatada vida profesional y personal, porque este hombre no paraba quieto. Era el bueno de Don Antonio un vitalista de los que hoy ya no se ven.

Desde el principio fue apasionante como fueron apareciendo, casi por arte de magia, todos los documentos que dan forma a su vida. Yo creo que estaba deseando que le encontrara porque se aburría el pobre en el Más Allá, con tanta Paz y tanta Gloria; y sabiendo de mis desvelos, quería a toda costa abrirme  la puerta que iba a llevarme directamente a Valencia, a su querida Valencia, en cuyo suelo descansa eternamente desde marzo de 1915, esperando con resignación cristiana a que llegue el "Día de Júbilo" en el que todos nos reencontremos.

¡¡Muchas gracias Abuelo Antonio, sin ti nunca habríamos podido retroceder!!

Siguiendo su Partida de Bautismo os contaré cositas sobre él:
Nació un viernes a las cuatro y medía de la mañana, vamos, que le dio la noche a la buena de su madre, Dª Rosa Alonso Zamorano. Era el día 23 de Diciembre, vísperas de Nochebuena del revolucionario año de 1836. Su padre se llamaba Antonio Carbonell Real, y era natural de San Bartolomé, parroquia del extrarradio de Valencia a la que pertenecían Benicalap y otras partidas de la Huerta de donde proceden todos los nuestros. Sin embargo Antonio y Rosa no se casaron en la Huerta Norte, sino en la Iglesia de Santa Cruz, en plena capital valenciana. Y de dicha parroquia eran habitadores cuando nació su hijo, quien debió de venir al mundo en el domicilio paterno porque entonces era lo más habitual.

Todo esto rompe con el pasado porque son los primeros Carbonell que salen de Burjassot, Benicalap, Tabernes Blanques, Campanar u otros pueblecitos de la zona, para hacer su vida en la capital. A este dato hay que sumarle el hecho de que muy probablemente ya no se dedicarán a cultivar las tierras huertanas del extrarradio valenciano, como habían hecho todo sus antepasados desde tiempos de Jaime I.

Antonio fue bautizado en la Parroquia de San Pedro Mártir y San Nicolás Obispo de La Ciudad de Valencia el mismo día en que nació, pues era costumbre bautizar a los neo-natos cuanto antes por si morían.
La partida también nos da los datos de sus abuelos paternos y maternos, todos ellos naturales de lugares bien conocidos de la Huerta Norte de Valencia, Benicalap y Burjassot  para ser concretos.
Los paternos eran Francisco Carbonell y Vicenta Real, ambos de Benicalap, Francisco ya estaba difunto cuando nació su nieto Tonet.
Los maternos se llamaban Vicente Alonso y Francisca Zamorano, naturales de Burjassot, aquel ya difunto y ella vecina de Santa Cruz, Valencia.

Estos datos de los parientes de sangre de nuestro "trastarabuelo" son muy importantes ya que  me permitieron, más tarde, zambullirme en los Libros Sacramentales de algunas de aquellas parroquias huertanas; y así pude tirar del hilo con altibajos hasta finales del XVII. Con la partida de Bautismo de Antonio Carbonell Alonso pude poner en contacto por fin a nuestros antepasados de la capital valentina del XIX con los de la Huerta del siglo XVIII.

Nuestro "abuelo" Antonio creció como un niño más de aquella época en la ciudad de Valencia. Fue a una de aquellas "Escuelas de Primeras Letras" y aprendió a leer y a escribir muy, pero que muy bien.
Tenía Tonet una caligrafía excelente que en un futuro le servirá y mucho para ganarse la vida bastantes años después, ya veréis más adelante porqué.

Siendo todavía niño, sus padres le debieron poner al cuidado de algún familiar o conocido cercano de la familia para darle la formación necesaria para ser carpintero, pues fue esta su primera profesión.
Como todo carpintero debió aprender el oficio desde abajo, desde aprendiz, hasta alcanzar la oficialidad.
Este proceso hay que entenderlo lógicamente dentro del antiguo sistema gremial y Valencia contaba desde muy antiguo con un "Gremio de Carpinteros" muy importante, al cual se debe, entre otras cosas, el origen de las famosas Fallas Valencianas. Sí queridos, nuestra familia también está vinculada al Mundo Fallero y no solo por este dato que os acabo de dar, pero esa será otra historia.

El caso es que Antonio trabajó en Valencia de carpintero muchísimos años, todos los de su juventud y sus primeros 15 años de casado, hasta que por cosas del destino, cuando cumplió cuarenta años, cambió de profesión y se convirtió en Oficial de Correos.
Eso ocurrió en 1876, año en que empezó a trabajar en la estafeta ambulante en la línea Madrid- Talavera de la Reina (tren-correo), pero antes de que diera el salto a Madrid, la familia de Antonio vivió en  Valencia mucho tiempo y casi con toda seguridad en Talavera de la Reina (Toledo), a mitad de camino entre la capital valentina y Madrid.

En Valencia, su patria chica, se casó D. Antonio, hacia 1860, quizá un poquito antes,  con una valenciana llamada Dolores Ribera García, la "trastarabuela Lola"; nacida hacia 1838 en Valencia capital y parroquiana de los Santos Juanes.
Un año después de la boda fueron padres de nuestro tatarabuelo Antonio Carbonell Ribera, el tercer "Antonio Carbonell" consecutivo de esta parte de nuestra genealogía. .
Nuestro tatarabuelo paterno nació en Valencia en la calle de la Muela, en el Distrito del Mercado, barrio 7º; el 3 de enero de 1861. Fue bautizado en la monumental Iglesia de Los Santos Juanes de Valencia por ese motivo se llamó Antonio Juan.

A día de hoy desconozco si tuvo más hermanos y hermanas, pero es muy probable que así fuera y que tengamos más familia Carbonell de nuestra misma sangre desperdigada por Valencia o incluso por Talavera u otros lugares porque ya veis que las familias se desplazan. Esta parte de mi investigación está todavía por hacer... Lo que sí os puedo contar son los datos que recoge el Padrón de Valencia de 1864 sobre los habitantes de aquella casa, situada en el nº 9 de la calle de La Muela, donde nació nuestro tatarabuelo y así de paso conoceréis al resto de su familia, la nuestra.
Su padre tenía 24 años cuando nació el tatarabuelo Antonio, y como ya dijimos antes era carpintero; y no le debían de ir mal las cosas porque en aquella casa ¡tenían hasta sirvienta!
La madre del tatarabuelo tenía 21 años cuando tuvo a su primer hijo, una edad muy normal en aquella época para ser madre, pues las mujeres se casaban en torno a los 20 años.

En 1864, Antonio y Dolores vivían en aquella casa con la hermana pequeña de la tatarabuela Lola que se llamaba Antonia Ribera García . Además vivía con ellos la sirvienta que antes mencioné, una mujer joven llamada Dolores Llopis Ortiró que tenía por aquel entonces 23 años.
En aquella casa vivió nuestro tatarabuelo toda su infancia hasta que la familia hizo las maletas y se trasladó a Madrid en torno a 1877; aunque se establecieron definitivamente en la capital de España, siempre mantuvieron una estrecha relación con el resto de familia que dejaron en tierras valencianas pues, iban y venían a menudo de Madrid a Valencia y viceversa. ¿Cómo? Seguro que lo habéis adivinado: ¡En tren!

Ya sabéis que la tierra siempre tira...

A estas alturas de mi relato algunos os preguntaréis: ¿Y tú cómo sabes todas estas cosas?
Pues muy sencillo: Como ya estáis comprobando existen diferentes tipos de documentos que hablan de todos ellos, pero sin duda el más interesante es el "Expediente Laboral del Oficial de Correos y Telégrafos Antonio Nicolás Carbonell Alonso", el cual apareció casi por arte de magia o por casualidad o no, según se mire. Pero esa historia y otras muchas las contaré en mi próximo artículo que será una continuación de éste.
¡¡Qué ustedes lo disfruten!!

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lunes, 24 de febrero de 2014

Solo para amantes de la Historia

"DE HISTORIA NOSTRA"
Como ya os apunté en la anterior entrada los Carbonell tenemos hasta un libro de Historia de nuestra familia; y no me refiero a aquel que se publicó a finales del siglo XVIII, titulado Memorias Genealógico Histórico Legales de la Familia de Carbonell en el Reyno de Valencia,  sino al escrito por mi, la Historia de nuestro verdadero linaje, que abarca junto a nuestra rama paterna un gran conjunto de familias, incluidas naturalmente las de nuestra rama materna. El linaje al que me refiero sabemos de donde arranca y a donde llega.

Creedme si os digo que esta obra que estoy escribiendo me ha dado y me sigue dando bastantes quebraderos de cabeza, debido a su complejidad y extensión pues no sé si sabéis que realmente hemos llegado muy lejos. Ya lo comprobaréis.

Para que os hagáis una idea de lo que contiene mi libro y os situéis un poco, seguidamente paso a ofreceros un avance del mismo reproduciendo su "Prefacio". Espero que os sea útil para ubicaros, pues contiene información muy precisa.


PREFACIO                      

¡Bienvenido al pasado! Si estás leyendo esto será porque formas parte de nuestra familia, bien  por vínculos directos de sangre o a través del matrimonio con alguno o alguna de los nuestros.   En este libro os reencontrareis con vuestros orígenes, pues va dirigido a todos vosotros que formáis parte de mi FAMILIA. 
Este "pequeño libro" es el resultado de un largo proceso de investigación genealógica que comenzó hace ya bastantes años, aunque se concretó de forma escrita a partir del año 2006. Su proceso de redacción sigue abierto y por ello puede sufrir cambios y modificaciones, lo cual es siempre enriquecedor y necesario.
No es todavía hoy una genealogía definitiva, pues pienso seguir retrocediendo hasta donde me permitan las fuentes documentales, esos viejos papeles amarillentos, rancios y polvorientos a los que recurro constantemente en mis investigaciones históricas desde hace ya tanto tiempo. Solo la inexistencia de las mismas puede poner freno a esta emocionante y apasionante investigación.

Me gustaría que todos aquellos que os acerquéis a este trabajo lo considerarais como un regalo que yo os hago. Leedlo con paciencia y cariño, ya que aquí hablamos de quienes nos precedieron y a ellos les debemos todo lo que somos hoy.

En definitiva, pretendo que conozcáis vuestra historia, algo muy valioso que el olvido, la falta de interés por el pasado y el inexorable paso del tiempo, ese gran "devorador de la memoria",  han intentado borrar.

Hoy por fin, después de muchos años inmersos en la ignorancia sobre nuestro pasado, tenemos la suerte de conocer nuestra historia familiar y podemos darla a conocer a nuestros hijos para que ellos, si lo desean, la continúen escribiendo.

En la genealogía que aquí os presento están desarrolladas en grandes bloques varias “familias” con sus correspondientes parentelas y cronologías. Entre todos destaca el formado por las genealogías de los Carbonell (nuestra rama paterna),  que incluye  otras ramas adyacentes relacionadas con ellos que superan como margen cronológico el  siglo XVI, llegando en alguna rama al siglo XV.

Tenemos también un segundo bloque perfectamente definido y desarrollado hasta mitad del siglo XVII; me refiero al formado por los Collar y sus ascendentes hasta Pedro Collar, nacido en Villar de Noceda, Asturias allá por 1659. Esta línea está perfectamente documentada gracias a las investigaciones de nuestro tío lejano Enrique, miembro de nuestra familia Collar, descendiente de aquella rama que quedó en Cáceres y no emigró a Madrid en el siglo XX como la nuestra. Por  él conocemos la historia de la familia Collar, desde que vivían en Asturias como hidalgos venidos a menos, hasta su traslado y establecimiento definitivo en la ciudad de Cáceres a  finales del siglo XVIII; y de ahí en adelante.

Otra gran línea de antepasados arranca desde una de mis tatarabuelas, Magdalena Pardo Montolio. Este bloque es el correspondiente a los antepasados de los “Pardo”, nuestra familia navarra procedente de Lerín, que con sus ramas parentales adyacentes llega al siglo XV con García Romero, personaje nacido en Bargota, Navarra entre 1490 y 1495.

Los registros de todos los bautismos y Matrimonios de nuestros antepasados navarros se encuentran en la base de datos de los mormones.

No os extrañéis cuando descubráis que tenemos en esta parte de nuestra familia muchísimos apellidos vascos o navarros, así como compuestos, muy abundantes en lugares del Norte de España donde, como en Asturias, hay un elevado número de familias (linajes) que participaron de forma activa en la Reconquista y abundan por doquier los hidalgos.

La otra gran rama familiar desarrollada en nuestra Genealogía es la referida a nuestra familia materna, la de los García de Castro.
Este bloque gallego-astur por línea materna, o sea por parte de la abuela Espe, retrocede en la línea de los Prieto-Villabrille (apellido compuesto) hasta 1720 aproximadamente con Pedro Prieto-Villabrille, nacido en Piantón, Santa María de Meredo, Asturias, hacia 1720.
Todavía falta mucho por hacer, pero por lo menos sabemos que las actas de bautismo y matrimonio de los Castro se conservan en el Archivo Histórico Diocesano de Santiago de Compostela; y en el pequeño archivo parroquial de Piantón, Asturias los correspondientes a la parte de los Barcia y Prieto Villabrille.
  
En  nuestra línea principal, la paterna, la de los Carbonell, podemos retroceder hasta finales del siglo XVI de generación en generación, aunque tenemos datos dispersos que llegan al siglo XII.- Os aseguro que esto es todo un logro, si tenemos en cuenta que se trata de una genealogía valenciana. Valencia fue una región tremendamente castigada por las hordas revolucionarias del 36, eso aparte de los estragos y desmanes que causaron las tropas napoleónicas durante la Guerra de Independencia (1808-1814) o los saqueos y destrucciones que se cometieron durante el desarrollo de otros capítulos bélicos y convulsos de la Historia de nuestro país, tales como los que se produjeron durante la Guerra de Sucesión; y aquellos que se debieron a las revueltas campesinas y/o urbanas, padecidas a lo largo de los dos últimos siglos. Todo ello ha contribuido sobremanera a la destrucción casi total del patrimonio artístico eclesiástico y por supuesto del patrimonio documental.

Se han perdido y para siempre, los Libros Sacramentales de casi la totalidad de las parroquias valencianas. Actualmente tan solo se conservan los de San Esteban y de algunas parroquias de la Huerta Norte como los de Sant Miquel Arcángel (Burjassot), Santa Anna (Borbotó), Ntra. Sra. De la Misericordia (Campanar) y otras pocas parroquias del extrarradio valenciano.   

El daño causado, en el pasado, contra el patrimonio documental eclesiástico es hoy irreparable; y por ende, la investigación genealógica con estas lagunas se hace harto difícil, a veces imposible. Por todo ello no es de extrañar que la mayoría de las genealogías valencianas no rebasen el siglo XVIII.  Debemos sentirnos muy afortunados de haber rebasado esas fechas y habernos situado a finales del XVI en el caso de nuestros Carbonell más antiguos que he podido encontrar y cuya genealogía nos lleva directamente a nosotros.

Espero que os guste esta investigación que tantísimas horas de trabajo y dedicación me ha costado y que solo se ven superadas por la gran ilusión y empeño que he puesto en ello.



domingo, 23 de febrero de 2014

La Conquista de lo inútil



A menudo me digo a mí mismo que esto de escribir nuestra historia familiar, nuestra Genealogía es en cierta forma una especie de "conquista de lo inútil", expresión que todos los que hemos practicado montañismo conocemos muy bien; y que encierra una bella paradoja ya que realmente lo que se consigue, al llegar a la cima, no tiene ninguna utilidad práctica, pero produce una sensación de bienestar indescriptible por ser el premio a tu superación personal. Algunos, los más necios e insensibles, se preguntarán:

¿Qué sentido tiene? ¿Sirve para algo?

Algo muy parecido pasa con las investigaciones históricas y por supuesto con las genealógicas. Pasamos muchos sacrificios en nuestras investigaciones para conseguir desvelaros nuestro pasado, pero la recompensa final es magnífica, es como contemplar el paisaje desde la cima.
El sacrificio siempre tiene su recompensa, a pesar de que algunos no valoren nuestros logros, que no son otros que la divulgación de nuestros estudios.

Hace unos días leí en Internet, en una página genealógica canaria, un cartel, una especie de decálogo genealógico que llamó mi atención y responde a una de esas preguntas que más de uno, a lo largo de estos años, me ha hecho.
Permitidme que lo transcriba porque creo que es muy acertado en todos sus puntos. Decía así:

¿Para qué sirve mi Historia Familiar?
Para:


COMPRENDER la actitud de mis ancestros.
RESPETAR el destino de todos los familiares.
RENDIRME a lo que de ellos hay hoy en mi.
ACEPTAR a cada uno como es.
AMAR conscientemente a cada miembro como parte de mi.
DESCUBRIR el amor que prevalece y permanece en el tiempo.
AGRADECER el precio que pagaron para que mi destino fuera diferente.
HONRAR toda su vida porque de allí vengo yo.
TRANSFORMAR el resentimiento en aceptación y Amor.
PASAR POR LA VIDA de tal forma que su esfuerzo haya merecido la pena.

¿Cómo se os ha quedado el cuerpo familia? Ya veis que realmente conocer nuestra historia familiar sirve para muchas cosas. Lo aparentemente "inútil" no lo es. Por esa misma razón seguiré disfrutando de mi condición de "cronista de la familia", ofreciéndoos "retazos" de nuestras andanzas por este mundo en esta pequeña colección de artículos que regularmente voy publicando.

De todas formas han de saber "vuesas mercedes" que no es el presente Blog el único motivo de mis desvelos genealógicos: En los blogs de Google tenéis desde hace años y en continuo proceso de actualización, otra publicación genealógica más seria referida a nuestros ancestros. Os la recomiendo. Dicho Blog se llama "Página Genealógica de la Familia Carbonell". Desde aquí mismo podéis acceder a la susodicha página si pincháis encima de mi foto.

También habéis de saber que con estos materiales y otros muchos que he ido recopilando estoy escribiendo desde hace un tiempo un libro, Historia de la familia Carbonell García que espero sea del agrado de todos ustedes. De esta obra os adelantaré el Prefacio en la próxima entrada que publique a lo largo de esta semana. ¡¡Qué ustedes lo disfruten!!






sábado, 15 de febrero de 2014

"Las cosas de Internet"

¡Que si! ¡ Que sí ! ¡Que es cierto! Estáis contemplando un cartel original de la Compañía teatral de nuestros bisabuelos Luis, "Luis Coronel" y Josefa Martínez, la Pepa.¡¡Viva la Pepa!!

Seguro que ya habréis adivinado de donde lo he sacado, dónde estaba...¡Claro en Internet! La alegría que me llevé el día que lo encontré no os la podéis imaginar.
Se trata de una función que dieron en Ribadeo provincia de Lugo, en Galicia allá por los años 20 del pasado siglo, "nuestro siglo· porque, aunque no queramos, muchos de la familia somos, y lo somos por nacimiento y de corazón "del siglo pasado".

Ya veis la famosa compañía de Teatro Lírico de Don Luís Coronel existió ¡¡ya lo creo que existió!! Desde niños hemos oído historias de nuestra familia materna referidas al teatro, a los "cómicos de la legua", término muy familiar para nosotros, pues procedemos del teatro, pero tremendamente desconocido para la mayoría del público.

La ignorancia del verdadero sentido de la palabra "cómicos"( o sea actores) entre el común, siempre ha hecho considerarlos una especie de" titiriteros" "saltinbanquis". Algunos los consideraban vagamundos, malentretenidos y caraduras; porque no olvidemos que la sociedad española es muy proclive a demonizar al diferente, y por ende al que tiene un oficio itinerante, desarrolla una actividad artística en horarios distintos al resto de los mortales y vive sin un domicilio fijo reconocido.
En España  muy tempranamente  a los "cómicos" se les asoció con la llamada "gente de mal vivir" o de moral reprobable. Y esta falsa creencia dura hasta nuestros días señoras y señores, os lo dice un músico que tiene que soportar todavía hoy el mal concepto que se tiene de la profesión. Todavía hoy desgraciadamente en el subconsciente colectivo español se identifica por ejemplo a los músicos con la golfería y el modo de vida bohemio en el sentido más despectivo. ¡Nada más lejos de la realidad!
Como veis "sigue sin  haber nada nuevo bajo el sol". Me duele decirlo pero España siempre ha sido un país de ignorantes, paletos y envidiosos y por suerte o por desgracia nos ha tocado vivir aquí. Imaginaos en aquella época de principios del XX.

Pues no, la Compañía Cómico Lírica de Don Luis Coronel, director escénico y artístico de la misma, no era nada baladí, es cierto que no fue una gran compañía, pero si fue muy conocida en nuestro país porque trabajaron mucho durante las dos primeras décadas del siglo XX.
Hacían teatro clásico, aunque en su vertiente más popular como por ejemplo el Don Juan de Zorrilla y obras muy conocidas de Lope de Vega y otros autores del siglo de Oro; pero sobre todo Zarzuelas como la que sale en el cartel de la foto, Las Hijas del Zebedeo y otras muchas, las más populares y castizas.
Y esto era así porque eran cantantes líricos, léase tenores ellos y sopranos ellas.
Los bisabuelos tuvieron una formación clásica, se conocieron en el Conservatorio de Madrid de jovencitos y juntando el poco dinero que tenían, fundaron la Compañía de Luis Coronel  y se lanzaron a la aventura de llevar el teatro por toda España.

En el teatro del abuelo Luis trabajaba toda la familia junto a otros actores de reparto que formaban parte de la compañía también; unos con papeles principales y otros, los pequeños (los niños), incluido el abuelo Arturo, con papeles secundarios y de relleno. Por cierto todos nacieron fuera de Madrid, y en diferentes lugares de la geografía española porque la abuela Pepa cuando salía de cuentas y tocaba se ponía de parto allá donde estuvieran de función y lógicamente allí alumbraba a sus hijos. Tal es el caso de nuestro abuelo Arturo que nació en Ceclavín (Cáceres) porque la compañía se encontraba por aquellas tierras de turné. Ni que decir tiene que entre las actrices no existió nunca eso de la "baja maternal" y es posible que más de un hijo de la abuela Pepa naciera prácticamente en las tablas del escenario.

Es relativamente fácil imaginarse la vida que llevaban estos cómicos. ¿Habéis visto la película dirigida por el gran Fernando Fernán Gómez "Viaje a ninguna parte"? Os la recomiendo. Salvo alguna diferencia coyuntural y particular de nuestra compañía teatral, viendo la película os podréis hacer una idea de como era la vida del cómico en aquel triste periodo decadente del teatro español. Me quedo con una frase antológica del gran Fernán Gómez: "Allá donde muere un cómico muere el teatro". 
La verdad, no debió de ser nada fácil trabajar y vivir en aquellos años, pero los que llevamos en la sangre el espectáculo sabemos muy bien lo que es el "AMOR AL ARTE" y que pase lo que pase el espectáculo siempre debe continuar. ¡Qué os voy a contar yo!

Bueno ciñéndonos al cartel "de marras" tenemos que fue aquella la penúltima función de la temporada, una Gran Función como leéis, celebrada un sábado, día 21 de noviembre de algún año de la década de los "Años Locos", que aquí en España fueron tan cuerdos y tan aburridos como siempre porque en este país no hubo nunca dinero para nada.
Se representó la zarzuela de los Maestros Estremera y Chapí titulada: "Las Hijas del Zebedeo" en dos actos ¡todo un clásico! El reparto no se lee en esta foto pero si en otra que tengo más grande, aunque los que sois de la familia podéis imaginároslo porque ahí salen varias sopranos de la familia como la abuela Pepa, y varios tenores de nuestra familia como el bisabuelo Luis y el tío-abuelo Manolo, su hermano Pepe que también tenía algún papel; y alguna de las chicas de nuestra familia García Martínez  y/o allegadas. No os puedo contar los papeles que hacían porque no se lee por la calidad de la foto.

Más de 90 años han pasado desde que dieron aquella función allí en Ribadeo ¿Os dais cuenta? Debió de ser muy importante, un éxito total porque  hoy en el 2014 seguimos hablando de ella. Por alguna razón encontré este cartel y no creo en las casualidades, no existen hacedme caso.  Estoy convencido de que los mayores nunca se van del todo y siguen de alguna manera queriendo estar con nosotros y a veces los consiguen. Este es un caso de libro. La verdadera muerte no es la muerte física sino el olvido, así que podéis jurar que estos abuelitos nuestros todavía siguen vivos ya que después de tantos y tantos años todavía están de alguna manera en nuestros pensamientos y seguimos hablando de ellos.
Ni que decir tiene que parte de ellos vive en nosotros ya que les debemos nuestros genes. De ellos heredamos genética y genialidad artística a partes iguales, si no como os explicáis nuestra natural facilidad para las artes escénicas y para la Música. Todo eso nos viene directamente de nuestra rama materna, de los García Martínez. Ellos dejaron aquí su semilla y germinó. ¡ya lo creo que germino y de qué manera! No tenéis más que miraros a vosotros mismos.

Cuando el  teatro del abuelo Luis bajó el telón para siempre todo aquel gran reparto de actores y actrices de la compañía  tuvo que dedicarse a otros oficios nada artísticos para vivir.  Aquello tuvo que ser muy duro para ellos y sin duda marcó el final de una etapa de nuestra historia. Pero el teatro no murió en nuestra familia, por el contrario se mantuvo latente con cada generación a través de los niños y eso fue gracias a la abuela Pepa, pero eso ya es otra historia.

Por cierto me haría mucha ilusión tener el cartel; solo vale 15 miserables euros, pero no puedo permitírmelo porque ya sabéis que soy "pobre de solemnidad" y por no tener no tengo ni tarjeta de crédito ¡ja ja ja!
Familia, se acerca mi cumple y sería un buenísimo regalo...ya sabéis que niño que no llora no mama.
¿Porque no hacéis una colecta en casa y me lo regaláis?  Si la propuesta triunfa hacérmelo saber y os digo la página donde comprarlo; solo hay uno, éste y se vende naturalmente en Internet.




De mi pasión por la Genealógía

Mi querida abuela Espe, mi madrina. ¡Cuanto te echo de menos!

La verdad, esta pasión la descubrí hace relativamente pocos años, cerca de diez para ser concretos. No obstante, antes de llevar a cabo una realización práctica y sistemática propiamente genealógica, existió una primera labor de investigación o mejor dicho, de indagación por mi parte entre la familia y sobre todo un “enfermizo” interés por la Historia que me viene de lejos.

Como ya sabéis soy Licenciado e investigador histórico y como podéis imaginar siempre he sido un entusiasta y apasionado  lector de todo aquello que rezume HISTORIA.  Lo reconozco, de niño y de mayor también he sido un “tragalibros”. De niño jugaba a ser hombre prehistórico, visigodo, huno, romano, hombre medieval, caballero, bandolero, vaquero o indio y hasta al fútbol (según el día y muchas veces a mi pesar) porque si no lo hacía me veía jugando solo, como casi siempre, inmerso en mi mundo histórico imaginario, un mundo delirante que me encantaba pero que mis amiguitos no entendían por desconocimiento ya que ellos no leían.
Siempre, desde pequeño, he vivido preguntándome por el pasado, planteando preguntas e intentando conseguir respuestas. Mi curiosidad histórica creo que es congénita o connatural en mí; verdaderamente la siento como una pulsión interna. 

¿Cómo no iba a estudiar HISTORIA? Fue lo mejor que pude hacer por mil razones que no voy a detallar por no enrollarme, pero es un placer que os recomiendo a todos y todas. 

A lo largo de mi infancia, a parte de mis lecturas y juegos me fascinaban las historias que narraba mi abuela materna (Esperanza de Castro Barcia) de mis abuelos y bisabuelos ya difuntos, y de la terrorífica Guerra Civil con las  trincheras de los dos bandos enfrentados cara a cara en las  dos aceras de la calle del Congreso, compartiendo tabaco en los intermedios que hacían, los bombardeos, los paseíllos y fusilamientos en las tapias del cementerio de la Almudena, los muertos flotando en el Manzanares en el puente de Segovia, los refugios anti-bombardeo, el metro, el obús que cayó encima de la casa de mi abuela y les dejó viviendo en la calle, el hambre y las calamidades, las mondas de patata que las hacían  fritas para comer y otros apaños como “el gato por liebre” que le dieron a comer a mi pobre abuela Esperanza y que se moría de asco cuando nos lo contaba… Sus idas y venidas a escondidas de mi abuelo Arturo para poner inyecciones, despiojar y cuidar a  la gente pobre y miserable de la postguerra que vivía en las cuevas de Quintana en aquel Madrid ya tan lejano; y mil historias de cuando era pequeña y vivía en Galicia con sus hermanas y su padre, que quedó viudo al nacer ella porque mi bisabuela murió de parto; de la emigración a Argentina y Uruguay.

Recuerdo también las historias que me contaba sobre la compañía de teatro de mi bisabuelo Luis García Coronel (Luis Coronel) en el que trabajaba mi bisabuela Pepa Martínez Martín, hija de una alicantino de Crevillent, de cómo se conocieron en el Conservatorio de Madrid, las funciones que daban recorriendo España por Provincias; y como siendo pequeña mi madre y sus hermanos hacían teatro en el barrio dirigidos como no por la abuela Pepa ¡¡Viva la Pepa!! – ¡Gracias, hijo muchas gracias!- Respondía ella siempre que oía tal expresión popular.

Eran tantas historias las que conocí desde niño que no pude desaprovecharlas después, a la hora de armar el "puzle" de la familia. Cuando terminé la carrera y tras un largo periodo de maduración, me planteé hacer la historia de mi familia. No podía ser de otra manera pues conocía muy bien las herramientas que iba a utilizar para ello y ya estaba familiarizado con las fuentes de investigación histórica. Entonces  empecé a hacer memoria y a reorganizar todos mis recuerdos e informaciones orales que iba obteniendo “dando la coña” a los mayores –a la pobre de mi abuela Isabelita (Ita) la traje frita durante un tiempo.

Las dos grandes  informantes de todo lo relativo a mis Carbonell decimonónicos, los Collar y los Diviñó  fueron mi abuela, Isabel Collar Vázquez (abuela paterna) y mi tía abuela Magdalena Carbonell Diviñó. 
Años antes de enfermar y morir en el 2006 mi querida abuela me contó mil cosas que yo desconocía de mi familia paterna ¡Cuánto la echo de menos!  Gracias a ellas pude empezar a tirar del hilo, y aún hoy seguimos deshaciendo la madeja ¡y lo que nos queda!


Después descubrí Internet, el dichoso Google y los grupos de Genealogía gracias a los cuales he podido llegar hasta donde jamás habría imaginado. La desinteresada ayuda que he recibido de mis compañeros y verdaderos amigos, algunos familiares lejanos, ha sido  totalmente crucial para trazar mi genealogía, que en algunas ramas llega hasta el XV. 

No puedo terminar esta pequeña disertación sin agradeceros una vez más vuestra generosa ayuda y sincera amistad. Os doy mil gracias Mamen, Josep Vicent, Francesc, Pep, Santi, y Jaime entre otros tantos.
No os entretengo más, de momento, no cantéis victoria.

Un fuerte abrazo para todos y todas.