En esta nueva entrada, continuaremos con nuestro particular periplo por aquel Madrid castizo de principios del Siglo XX, siguiendo la pista de los Carbonell, esta vez gracias a una anotación, que encontré al final de la hoja del Padrón Municipal de Madrid de 1910, la cual nos va a llevar directamente al Barrio de Justicia, en el Distrito Centro de Madrid. Concretamente dicha nota nos remite a la Calle de Pelayo, situada en el actual barrio de Chueca. Con estas señas que os doy creo que los que conocéis un poco el centro de Madrid os podréis ubicar mejor.
Dice la nota textualmente: "En 18 de Julio de 1916 se trasladaron a la calle Pelayo 56, 4º izquierda" - y después en fecha ilegible a la "Calle de Góngora" (actual Luis de Góngora), sita en el mismo barrio.
Y ¿qué sabemos de este nuevo barrio al que fueron a vivir nuestros Carbonell después de haber sido vecinos de Chamberí durante tantos años? Pues la casualidad ha querido que os pueda contar bastantes cosas sobre su historia, ya que tengo escaneado desde hace años y gracias a la tía Marisa, un artículo del periódico "El Liberal", publicado el 13 de Julio de 1894, que tiene como temática precisamente la historia, y estado general del Barrio de Pelayo en aquellos años; y lleva como título:
"El vecindario de Madrid. Distrito del Hospicio. Barrio de Pelayo".
El hecho de tener en mi poder este artículo y haberlo conservado ha resultado providencial: La prensa histórica es una magnífica herramienta para los historiadores, un verdadero tesoro por la gran cantidad de informaciones de primera mano que nos ofrece, una fuente documental de primer orden; y como es lógico no podía desaprovecharla para mostraros, en esta ocasión, el telón de fondo de aquel viejo Madrid. Aunque la fecha sea un poco anterior a la llegada de nuestra familia al barrio, sospecho que no debieron de cambiar mucho las cosas, y más o menos se lo encontraron como se describe en el artículo de "El Liberal". - Vamos al tema:
Primeramente ubiquémonos: Este Barrio de Pelayo habría que ubicarlo en el actual Barrio de Malsaña incluyendo además varias calles aledañas como Gravina , San Mateo y Pelayo. Se encontraba claramente en el eje Chueca - Malasaña. Entre ambas realidades socio-espaciales existe hoy, como ocurría ya antes, una vaga o difusa frontera de tal manera que de un barrio pasamos al otro sin apenas darnos cuenta, paseando tranquilamente.
Os contaré lo que dice el susodicho artículo sobre este bullicioso barrio:
"Es el barrio de Pelayo un barrio relativamente moderno . No hace muchos años se abrió en la calle Gravina , satisfaciendo una necesidad sentida por todo el vecindario de aquel barrio antiguo, constituido por las calles de San Antón, Santa María La Vieja y la Calle de los Panaderos (...)".
La apertura de la Calle Gravina modificó para bien las condiciones de vida de los vecinos de estas abigarradas calles, hartos de la "incomodidad" que suponía la existencia de los numerosos callejones irregulares que había entonces por todo el barrio; de la inseguridad que de ello se derivaba, de la falta de limpieza y otras deficiencias que dificultaban la convivencia diaria. Tal apertura mejoró en parte la convivencia del vecindario de esta zona, si bien, todavía en esta época había muchas quejas por el poco hacer y la ineptitud del Ayuntamiento de Madrid.
Centrémonos ahora en la referida Calle Pelayo, a la que años más tarde fueron a vivir nuestros Carbonell Pardo. En esta popular calle sabemos que antiguamente se encontraba el Lazareto de San Antón, que sirvió tiempo atrás de Hospital durante una terrible epidemia que infectó a Madrid. Gran parte de esta calle todavía recordaba a épocas pasadas de precariedad, de miseria y "vida raquítica", no obstante no toda la calle presentaba ese aspecto ruinoso y cutre, tan solo la mitad. En el centro de la misma se observaban entonces muchas deficiencias urbanísticas, era quizás el área más degradada y ruinosa.
También se menciona en el artículo el célebre Mercado de San Antón, antes mercado callejero como otros tantos de Madrid. Plantea el autor del mismo la necesidad de construir un mercado hecho de hierro y de ubicación permanente, que contara con todas las ventajas de la modernidad, vamos, "un sueño" para a aquellos pobres comerciantes y sus clientelas.
Se menciona la existencia de un hipotético proyecto de construcción, pero igualmente se expresa la absoluta desconfianza en la realización del mismo. El hastío del vecindario era constante y la desidia por parte del Ayuntamiento igual. A todo esto el vecindario reclamaba al menos limpieza y aire limpio en los espacios callejeros destinados a los cajones y tenderetes que conformaban el antiguo Mercado de San Antón. Era esto una necesidad imperiosa que debía de ser atendida sin más dilación.
Solamente algunos escasos pedazos de las calles que formaban el Barrio de Pelayo gozaban de algunos beneficios. Las calles en mejores condiciones eran: Arco de Santa María, Gravina, Pelayo, y Travesía de San Mateo, siendo esta última la mejor dotada. Conformaba esta Travesía la calle de Santa María la Vieja y la de los Panaderos, antiguamente allí se encontraba el Oratorio de San Mateo.
Fue famosa esta calle por varios tumultos y acontecimientos revolucionarios de nuestra Historia Contemporánea tales como el de 1836, cuando en ella se libró el sangriento combate entre el Regimiento de la Guardia sublevada y las fuerzas leales a Isabel II. Igualmente, años más tarde, durante el levantamiento de mayo de 1848 se volvieron a colocar en ella barricadas y hubo tiros y cañonazos; y ya en 1854 con la Vicalvarada aquí se colocó el Regimiento de Luchana y volvió a correr la sangre. Como se puede comprobar, y rindiéndonos a la evidencia histórica, fue la de San Mateo por su particular localización en la capital una calle muy revolucionaria y sangrienta.
En líneas generales estas calles del Barrio de Pelayo adolecían, además de las deficiencias ya comentadas, de un alumbrado raquítico y pobre, jamás corregido por el inoperante ayuntamiento madrileño, inmerso siempre en chanchullos y tejemanejes con las compañías del alumbrado público. Con el tiempo, la situación se hizo insostenible; las quejas del vecindario cada vez más ninguneado pasaron a ser una constante. Desde "El Liberal" sus redactores y la dirección se sumaron a las justas peticiones de los vecinos y lo expresaron de la siguiente manera:
" Por eso no cesaremos de pedir como solicitan los vecinos del Barrio de Pelayo que haga el Ayuntamiento menos política, menos parlamentarismo, menos proyectos caprichosos y más, mucha más administración."
¿Realmente sirvió para algo todo este ruido mediátíco y las constantes quejas del vecindario del Barrio de Pelayo? Me temo que no. Las cosas siguieron como siempre durante muchísimos años. Por ejemplo os diré que el mercado de San Antón permanente, de hierro forjado que exigían aquellos comerciantes y vecinos de finales del XIX no se hizo. Durante muchos años siguieron con los tenderetes y los cajones en plena calle. Habrá que esperar hasta 1945 - ¡¡Casi ná !! Pocos cambios hubo justo antes de la llegada de nuestra familia al barrio allá por 1916.
Como decía mi abuela Esperanza: "No hay nada nuevo bajo el sol". Los problemas vecinales continúan; las quejas y reclamaciones al Ayuntamiento por parte de los vecinos madrileños, da igual de que barrio se trate, siguen hoy en pleno siglo XXI, estando a la orden del día. A pesar del tiempo que ha transcurrido desde la publicación del artículo de "El Liberal" hasta hoy - y mira que no es poco; y contradiciendo aquella famosa canción de "Presuntos Implicados" tengo que deciros: ¡¡QUE POCO HEMOS CAMBIADO!
POST ESCRIPTUM: No todos los hermanos Carbonell Pardo vivieron en la calle Pelayo, ni años después en la de Góngora, tan solo los pequeños y alguna de las chicas. Nuestro bisabuelo Jaime Domingo, el mayor de todos, por ejemplo se casó en 1912 en la famosa Iglesia de Santa Teresa y Santa Isabel con nuestra bisabuela María Luisa Diviñó Sútil y lógicamente formaron un hogar a parte. Creo que permanecieron un tiempo en Chamberí para mudarse después a la calle Jerónima Llorente, distrito de Tetuán de las Victorias, dónde nacería el abuelo Ángel en 1919... Pero eso ya es otra historia.
Bravo! Qué bien contagio y redactado! Esperando los siguientes post! Un beso! Elena.
ResponderEliminarGracias, Poty. Cuando publique nuevos posts te aviso. Aunque te puedes suscribir. Besos!! Pdta. No sé pq salgo como anónimo, soy Ángel Carbonell, autor de este blog.
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